Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 60:10-20 verso por verso
“Los hijos de los extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán. Aunque en mi furor te herí, en mi buena voluntad tendré de ti misericordia.
Tus puertas estarán abiertas continuamente. No se cerrarán ni de día ni de noche, para que sean traídas a ti las riquezas de las naciones, y te sean conducidos sus reyes.
Porque la nación y el reino que no te sirvan perecerán; tales naciones serán completamente destruidas.
“La gloria del Líbano vendrá a ti: cipreses, olmos y abetos para embellecer el lugar de mi santuario. Yo haré glorioso el lugar de mis pies.
Humillados vendrán a ti los hijos de los que te afligieron; a las plantas de tus pies se postrarán todos los que te menospreciaban. Te llamarán Ciudad del SEÑOR, Sion del Santo de Israel.
Aunque fuiste abandonada y aborrecida y no había quien caminara por ti, te convertiré en gloria eterna, motivo de regocijo de generación en generación.
Mamarás la leche de las naciones; mamarás el pecho de los reyes. Así conocerás que yo, el SEÑOR, soy tu Salvador y tu Redentor, el Fuerte de Jacob.
“En lugar de cobre traeré oro; y en lugar de hierro, plata. En lugar de madera traeré bronce; y en lugar de piedras, hierro. Pondré la paz como tus administradores y la justicia como tus recaudadores.
Nunca más se oirá de violencia en tu tierra ni de destrucción y ruina en tus territorios. Más bien, a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.
“El sol nunca más te servirá de luz durante el día ni te alumbrará el resplandor de la luna. El SEÑOR será para ti luz eterna; tu Dios será tu gloria.
Tu sol no se pondrá jamás ni te será quitada la luna; porque el SEÑOR será luz eterna para ti, y los días de tu duelo se acabarán.