Explicación, estudio y comentario bíblico de Isaías 62:1-11 verso por verso
Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no me quedaré quieto, hasta que su justicia irradie como luz, y su salvación arda como antorcha.
Entonces las naciones verán tu justicia; y todos los reyes, tu gloria. Y te será dado un nombre nuevo, que la boca del SEÑOR otorgará.
Serás corona de esplendor en la mano del SEÑOR, y diadema real en la palma de tu Dios.
Nunca más te llamarán Desamparada ni se dirá más de tu tierra, Desolada. Serás llamada Mi Deleite, y tu tierra, Desposada; porque el SEÑOR se deleita en ti, y tu tierra será desposada.
Pues como el joven se desposa con la virgen, así te desposarán tus hijos; y como el novio se regocija por su novia, así se regocijará tu Dios por ti.
Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardias. Jamás callarán ni en todo el día ni en toda la noche. ¡Los que hacen que el SEÑOR recuerde, no reposen!
Tampoco le den reposo, hasta que él restablezca a Jerusalén y haga de ella una alabanza en la tierra.
El SEÑOR juró por su mano derecha y por el brazo de su poder: “Nunca más daré tu trigo por comida a tus enemigos ni beberán los extranjeros del vino nuevo por el cual tú has trabajado.
Más bien, los que lo cosechen lo comerán, y alabarán al SEÑOR; y los que lo recolecten lo beberán en los atrios de mi santuario”.
¡Pasen, pasen por las puertas! ¡Preparen el camino para el pueblo! ¡Allanen, allanen la calzada; quiten las piedras! ¡Alcen bandera sobre los pueblos!
He aquí que el SEÑOR ha proclamado hasta lo último de la tierra: “Digan a la hija de Sion: ‘¡He aquí tu Salvador viene! ¡He aquí, su recompensa viene con él; y delante de él, su obra!’”.