• Isaías 9:4

    Porque como en el día de Madiánb, tú has quebrado el yugo que cargaba, la vara de su hombro y el cetro del que lo oprime.

  • Isaías 9:5

    Todo calzado del que marcha con estruendo y el manto revolcado en sangre serán para quemar, pasto para el fuego.

  • Isaías 9:6

    Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

  • Isaías 9:7

    Lo dilatado de su dominio y la paz no tendrán fin sobre el trono de David y sobre su reino, para afirmarlo y fortalecerlo con derecho y con justicia, desde ahora y para siempre. El celo del SEÑOR de los Ejércitos hará esto.

  • Isaías 9:8

    El Señor envió una palabra a Jacob, y ella cayó en Israel.

  • Isaías 9:9

    Todo el pueblo lo supo; Efraín y los habitantes de Samaria que con soberbia y altivez de corazón decían:

  • Isaías 9:10

    “Cayeron los ladrillos, pero edificaremos con bloques de piedra; fueron cortadas las higueras silvestres, pero en su lugar pondremos cedros”.

  • Isaías 9:11

    El SEÑOR hace surgir contra él a sus adversarios, es decir, a Rezín; e incita a sus enemigos:

  • Isaías 9:12

    los sirios del oriente y los filisteos del occidente, que a boca llena devoran a Israel. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

  • Isaías 9:13

    Pero el pueblo no se ha vuelto a quien lo golpeó ni han buscado al SEÑOR de los Ejércitos.

  • Isaías 9:14

    Por eso en un mismo día el SEÑOR cortará de Israel la cabeza y la cola, la palmera y el junco.

  • Isaías 9:15

    El hombre anciano y respetado es la cabeza, y el profeta que enseña mentira es la cola.

  • Isaías 9:16

    Los que guían a este pueblo lo hacen errar, y los que por ellos son guiados están confundidos.

  • Isaías 9:17

    Por tanto, el Señor no se compadecerá de sus jóvenes ni tendrá misericordia de sus huérfanos ni de sus viudas. Porque cada uno es impío y malhechor, y toda boca habla insensatez. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

  • Isaías 9:18

    La maldad arde como fuego y devora espinos y cardos. Se enciende en la espesura del bosque y se levanta en remolinos de humo.

  • Isaías 9:19

    A causa de la ira del SEÑOR de los Ejércitos, la tierra es quemada, y el pueblo es pasto para el fuego. El hombre no tiene piedad de su hermano.

  • Isaías 9:20

    Cada uno devora a la derecha, pero tiene hambre; y come a la izquierda, pero no se sacia. Cada cual devora la carne de su prójimo.

  • Isaías 9:21

    Manasés devora a Efraín, y Efraín a Manasés; y ambos se levantan contra Judá. A pesar de todo esto, no ha cesado su furor, y su mano todavía está extendida.

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