Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 1:8-24 verso por verso
No tengas temor de ellos, porque yo estaré contigo para librarte, dice el SEÑOR.
Entonces el SEÑOR extendió su mano y tocó mi boca. Y me dijo el SEÑOR: — He aquí, pongo mis palabras en tu boca.
Mira, en este día te he constituido sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y desmenuzar, para arruinar y destruir, para edificar y plantar.
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: — ¿Qué ves, Jeremías? Y respondí: — Veo una vara de almendro.
Y el SEÑOR me dijo: — Has visto bien, porque yo vigilo sobre mi palabra para ponerla por obra.
Vino a mí la palabra del SEÑOR por segunda vez, diciendo: — ¿Qué ves? Y respondí: — Veo una olla hirviente que se vuelca desde el norte.
Entonces el SEÑOR me dijo: — Del norte se desatará el mal sobre todos los habitantes del país.
Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice el SEÑOR. Ellos vendrán, y cada uno pondrá su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, junto a todos sus muros alrededor y en todas las ciudades de Judá.
Y proferiré mis juicios contra ellos por toda su maldad con que me abandonaron, pues ofrecieron incienso a otros dioses y se postraron ante la obra de sus propias manos.
Tú, pues, ciñe tus lomos y levántate; tú les dirás todo lo que yo te mande. No te amedrentes delante de ellos, no sea que yo te amedrente delante de ellos.
Porque he aquí que yo te he puesto hoy como una ciudad fortificada, como una columna de hierro y como un muro de bronce contra todo el país; tanto para los reyes de Judá, como para sus magistrados, para sus sacerdotes y para el pueblo de la tierra.
Lucharán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estaré contigo para librarte, dice el SEÑOR.