Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 17:14-24 verso por verso
Sáname, oh SEÑOR, y seré sano. Sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
He aquí que ellos me dicen: “¿Dónde está la palabra del SEÑOR? ¡A ver, pues, que se cumpla!”.
Pero yo no he insistido detrás de ti para traer el daño ni he anhelado el día de la calamidad; tú lo sabes. Lo que ha salido de mi boca fue en tu presencia.
No me causes terror; tú eres mi refugio en el día del mal.
Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo. Atemorícense ellos, y no me atemorice yo. Trae sobre ellos el día del mal, y quebrántalos con doble quebrantamiento.
Así me ha dicho el SEÑOR: “Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén.
Y diles: ‘Oigan la palabra del SEÑOR, oh reyes de Judá, todo Judá y todos los habitantes de Jerusalén que entran por estas puertas.
Así ha dicho el SEÑOR: Guárdense a ustedes mismos, no trayendo cargas en el día del sábado para introducirlas por las puertas de Jerusalén.
Tampoco saquen carga de sus casas en el día del sábado ni hagan obra alguna. Más bien, santifiquen el día del sábado, como mandé a sus padres.
Pero ellos no escucharon ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz para no escuchar ni recibir corrección.
Sin embargo, dice el SEÑOR, si ustedes de veras me obedecen, no introduciendo cargas por las puertas de esta ciudad en el día del sábado, sino santificando el día del sábado y no haciendo en él ningún trabajo,