Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 18:2-12 verso por verso
“Levántate y desciende a la casa del alfarero. Allí te haré oír mis palabras”.
Descendí a la casa del alfarero, y he aquí que él estaba trabajando sobre la rueda.
Y el vaso de barro que hacía se dañó en la mano del alfarero, pero el alfarero volvió a hacer otro vaso según le pareció mejor.
Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
“¿No podré yo hacer con ustedes como hace este alfarero, oh casa de Israel?, dice el SEÑOR. He aquí que ustedes son en mi mano como el barro en la mano del alfarero, oh casa de Israel.
En un instante hablaré acerca de una nación o de un reino, como para arrancar, desmenuzar y arruinar.
Pero si esa nación de la cual he hablado se vuelve de su maldad, yo desistiré del mal que había pensado hacerle.
Y en un instante hablaré acerca de una nación o de un reino, como para edificar y para plantar.
Pero si hace lo malo ante mis ojos, no obedeciendo mi voz, desistiré del bien que había prometido hacerle.
“Ahora pues, habla a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y diles que así ha dicho el SEÑOR: ‘He aquí que yo produzco contra ustedes un mal, y trazo un plan en contra de ustedes. Vuélvase cada uno de su mal camino, y mejoren sus caminos y sus obras’.
Pero ellos dirán: ‘Es inútil; pues en pos de nuestras imaginaciones hemos de ir, y hemos de realizar cada uno la porfía de su malvado corazón’.