Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 2:1-8 verso por verso
Vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo:
“Ve, proclama a los oídos de Jerusalén y diles que así ha dicho el SEÑOR: ‘Me acuerdo de ti, de la lealtad de tu juventud, del amor de tu noviazgo, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en una tierra no sembrada.
Santo era Israel para el SEÑOR, primicia de su cosecha. Todos los que lo devoraban eran culpables, y el mal recaía sobre ellos’, dice el SEÑOR”.
¡Oigan la palabra del SEÑOR, oh casa de Jacob y todas las familias de la casa de Israel!
Así ha dicho el SEÑOR: “¿Qué maldad hallaron en mí sus padres, para que se hayan alejado de mí y se hayan ido tras la vanidad haciéndose vanos ellos mismos?
No dijeron: ‘¿Dónde está el SEÑOR, que nos hizo subir de la tierra de Egipto y nos condujo por el desierto, por una tierra árida y de hoyos, por una tierra reseca y de densa oscuridad, por una tierra por la cual ningún hombre ha pasado ni habitó allí hombre alguno?’.
Yo los introduje en una tierra fértil, para que comieran de su fruto y de lo bueno de ella. Pero cuando entraron, contaminaron mi tierra y convirtieron mi heredad en abominación.
Los sacerdotes no dijeron: ‘¿Dónde está el SEÑOR?’. Los que se ocupaban de la ley no me conocieron. Los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal y anduvieron tras lo que no aprovecha.