Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 2:20-28 verso por verso
Porque desde hace mucho quebraste tu yugo y rompiste tus coyundas. Dijiste: ‘¡No serviré!’. Ciertamente sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso te echabas tú, oh prostituta.
Yo te planté como una vid escogida, como una simiente del todo verdadera. ¿Cómo, pues, te me has convertido en una cosa repugnante, en una vid extraña?”.
El SEÑOR Dios dice: “Aunque te laves con lejía y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá delante de mí.
¿Cómo puedes decir: ‘No estoy contaminada; nunca anduve tras los Baales’? Mira tu proceder en el valle; reconoce lo que has hecho, oh camellita liviana que entrecruza sus caminos.
Eres un asna montés, acostumbrada al desierto, que en el ardor de su deseo olfatea el viento. Estando en su celo, ¿quién la detendrá? Todos los que la busquen no tendrán que fatigarse, pues la hallarán en su ardor.
¡Evita que tus pies anden descalzos y que tu garganta tenga sed! Pero dijiste: ‘¡No, es inútil! Porque amo a los extraños, y tras ellos he de ir’.
“Como el ladrón se avergüenza cuando es sorprendido, así se avergonzarán los de la casa de Israel — ellos, sus reyes, sus magistrados, sus sacerdotes y sus profetas — ,
los que dicen a un árbol: ‘Tú eres mi padre’, y a una piedra: ‘Tú me has dado a luz’. “Ciertamente me han dado las espaldas y no la cara, pero en el tiempo de su angustia dicen: ‘¡Levántate y líbranos!’.
Pero, ¿dónde están tus dioses que te hiciste? ¡Que se levanten, si te han de librar en el tiempo de tu desgracia! Porque según el número de tus ciudades, oh Judá, han sido tus dioses.