Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 22:6-21 verso por verso
Porque así ha dicho el SEÑOR acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cumbre del Líbano. No obstante, te convertiré en desolación y en ciudades no habitadas.
He designado contra ti destructores, cada uno con sus armas. Ellos cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.
Muchas naciones pasarán junto a esta ciudad, y se preguntarán unos a otros: ¿Por qué ha hecho así el SEÑOR a esta gran ciudad?
Y responderán: Porque abandonaron el pacto del SEÑOR su Dios, y se postraron ante otros dioses y les rindieron culto’ ”.
No lloren por un muerto; no se conduelan por él. Lloren amargamente por el que se va, porque jamás regresará ni volverá a ver la tierra donde nació.
Porque así ha dicho el SEÑOR acerca de Salum hijo de Josías, rey de Judá, que sucedió a su padre Josías y que salió de este lugar: “No regresará acá jamás,
sino que en el lugar a donde lo han transportado, allí morirá y no volverá a ver esta tierra.
“Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin derecho, sirviéndose de su prójimo de balde, sin pagarle su salario.
El que dice: ‘Edificaré para mí una casa espaciosa y amplias salas; le haré ventanas, la cubriré con cedro y la pintaré de ocre rojo’.
¿Acaso reinarás porque compites con cedro? ¿Acaso no comió y bebió tu padre, y practicó el derecho y la justicia, y entonces le fue bien?
Él juzgó la causa del afligido y del necesitado; entonces le fue bien. ¿No es esto conocerme?, dice el SEÑOR.
Pero tus ojos y tu corazón no están puestos sino solo en tus ganancias deshonestas, en derramar sangre inocente, y en hacer agravio y extorsión”.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: “No lo lamentarán diciendo: ‘¡Ay, hermano mío!’ y ‘¡Ay, hermana mía!’. Ni lo lamentarán diciendo: ‘¡Ay, señor!’ y ‘¡Ay de su esplendor!’.
Será enterrado con un entierro de asno, arrastrado y echado más allá de las puertas de Jerusalén.
“Sube al Líbano y grita; en Basán haz oír tu voz; grita desde Abarim. Porque todos tus amantes han sido quebrantados.
Te hablé en tu prosperidad, pero dijiste: ‘No escucharé’. Este ha sido tu camino desde tu juventud; que nunca has escuchado mi voz.