Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 23:11-21 verso por verso
“Tanto el profeta como el sacerdote son unos impíos, dice el SEÑOR. Aun en mi casa he hallado su maldad.
Por tanto, como resbaladeros en la oscuridad será su camino. Serán empujados y caerán en él, porque yo traeré el mal sobre ellos en el año de su castigo, dice el SEÑOR.
“En los profetas de Samaria he visto algo repulsivo: Profetizan en nombre de Baal y hacen errar a mi pueblo Israel.
Y en los profetas de Jerusalén he visto algo horrible: Cometen adulterio, andan en la mentira y fortalecen las manos de los malhechores de manera que ninguno se convierta de su maldad. Todos ellos son para mí como Sodoma, y sus habitantes como Gomorra.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos acerca de los profetas: He aquí que los haré comer ajenjo y los haré beber aguas envenenadas, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción a todo el país”.
Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “No escuchen las palabras de los profetas que les profetizan. Ellos los llenan de vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca del SEÑOR.
Continuamente dicen a los que desprecian la palabra del SEÑOR: ‘Tendrán paz’. Y a cualquiera que anda tras la porfía de su corazón dicen: ‘No vendrá el mal sobre ustedes’ ”.
Pero, ¿quién ha estado en el consejo secreto del SEÑOR y ha percibido y oído su palabra? ¿Quién ha estado atento a su palabra y la ha obedecido?
He aquí que el huracán del SEÑOR sale con furor. Es un huracán que gira e irrumpe sobre la cabeza de los impíos.
No se apartará la ira del SEÑOR hasta que haya hecho y cumplido los propósitos de su corazón. Al final de los días lo entenderán claramente.
“Yo no enviaba a aquellos profetas, pero ellos corrían. Yo no les hablaba, pero ellos profetizaban.