Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 23:20-40 verso por verso
No se apartará la ira del SEÑOR hasta que haya hecho y cumplido los propósitos de su corazón. Al final de los días lo entenderán claramente.
“Yo no enviaba a aquellos profetas, pero ellos corrían. Yo no les hablaba, pero ellos profetizaban.
Si hubieran estado en mi consejo secreto, entonces habrían hecho oír mis palabras a mi pueblo, y les habrían hecho volver de su mal camino y de la maldad de sus obras.
“¿Acaso soy yo Dios de cerca, y no Dios de lejos?, dice el SEÑOR.
¿Acaso podrá alguien ocultarse en escondrijos para que yo no lo vea?, dice el SEÑOR. ¿Acaso no lleno yo el cielo y la tierra?, dice el SEÑOR.
“He oído lo que dijeron aquellos profetas que en mi nombre profetizan mentira, diciendo: ‘¡He soñado, he soñado!’.
¿Hasta cuándo? ¿Qué hay en el corazón de los profetas que profetizan mentira y que profetizan el engaño de sus propios corazones?
¿Acaso con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, piensan hacer que mi pueblo se olvide de mi nombre, de la manera que sus padres se olvidaron de mi nombre por causa de Baal?
El profeta que tenga un sueño, que cuente el sueño; pero el que tenga mi palabra, que hable mi palabra con fidelidad. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo?, dice el SEÑOR.
¿No es mi palabra como el fuego y como el martillo que despedaza la roca?, dice el SEÑOR.
Por tanto, he aquí, yo estoy contra los profetas que hurtan mis palabras, cada uno de su vecino, dice el SEÑOR.
He aquí, yo estoy contra los profetas que con sus lenguas hablan lisonjas y proclaman: ‘El SEÑOR dice’.
He aquí, dice el SEÑOR, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos y los cuentan, haciendo errar a mi pueblo con sus mentiras y con su liviandad. Yo no los envié ni les mandé. Ningún provecho traerán a este pueblo, dice el SEÑOR.
“Cuando este pueblo o algún profeta o sacerdote te pregunte diciendo: ‘¿Cuál es la profecía del SEÑOR?’, les dirás: ‘Ustedes son la profecía, y yo los rechazaré’, dice el SEÑOR.
“Al profeta, al sacerdote y a cualquiera del pueblo que diga: ‘Profecía del SEÑOR’, yo castigaré a tal hombre y a su casa.
Así dirán cada cual a su compañero y cada uno a su hermano: ‘¿Qué ha respondido el SEÑOR? ¿Qué ha hablado?’.
Nunca más se acordarán de decir: ‘Profecía del SEÑOR’. Porque, ¿acaso ha de ser profecía la palabra de cada hombre? Ustedes pervierten las palabras del Dios vivo, el SEÑOR de los Ejércitos, nuestro Dios.
“Así dirás al profeta: ‘¿Qué te respondió el SEÑOR? ¿Qué habló el SEÑOR?’.
Pero si dicen: ‘Profecía del SEÑOR’, por eso ha dicho el SEÑOR: Porque dijeron: ‘Profecía del SEÑOR’, cuando yo les mandé decir: No digan: ‘Profecía del SEÑOR’;
por eso, he aquí que los olvidaré por completo y los arrojaré de mi presencia a ustedes y a la ciudad que les había dado.
Pondré sobre ustedes afrenta perpetua y eterna humillación que no serán olvidadas”.