Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 28:3-17 verso por verso
Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa del SEÑOR que Nabucodonosor rey de Babilonia tomó de este lugar y los llevó a Babilonia.
También haré volver a este lugar a Joaquín hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los de Judá que fueron llevados cautivos a Babilonia, porque romperé el yugo del rey de Babilonia”, dice el SEÑOR.
Entonces el profeta Jeremías respondió al profeta Ananías, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo que estaba de pie en la casa del SEÑOR.
Y el profeta Jeremías dijo: — ¡Así sea! Así lo haga el SEÑOR. Confirme el SEÑOR las palabras que has profetizado, para hacer volver de Babilonia a este lugar los utensilios de la casa del SEÑOR y a todos los que fueron llevados cautivos.
Sin embargo, escucha esta palabra que yo hablo a tus oídos y a oídos de todo el pueblo:
Los profetas que vinieron antes de ti y antes de mí, desde tiempos antiguos, profetizaron de guerras, de desastres y de pestes contra muchas tierras y contra grandes reinos.
En cuanto al profeta que profetiza paz, cuando su palabra se cumpla, se reconocerá que a tal profeta verdaderamente lo ha enviado el SEÑOR.
Entonces el profeta Ananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo rompió.
Y Ananías habló en presencia de todo el pueblo, diciendo: — Así ha dicho el SEÑOR: “De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años”. Y Jeremías se fue por su camino.
Después que el profeta Ananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, diciendo:
— Ve, habla a Ananías y dile que así ha dicho el SEÑOR: “Tú has roto yugos de madera, pero en lugar de ellos harás yugos de hierro”.
Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: “He puesto un yugo de hierro sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y le servirán. Le he dado a él aun los animales del campo”.
Entonces el profeta Jeremías dijo al profeta Ananías: — Escucha, Ananías: El SEÑOR no te ha enviado, y tú has hecho que este pueblo confíe en la mentira.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR: “He aquí, yo te quito de sobre la faz de la tierra. Morirás en este mismo año, porque incitaste a la rebelión contra el SEÑOR”.
En el mismo año, en el mes séptimo, murió Ananías.