Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 29:8-22 verso por verso
Porque así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: “No los engañen sus profetas que están entre ustedes ni sus encantadores. No presten oído a sus sueños que ellos sueñan.
Pues ellos les profetizan falsamente en mi nombre. Yo no los envié”, dice el SEÑOR.
Porque así ha dicho el SEÑOR: “Cuando según mi dicho se cumplan setenta años para Babilonia, los visitaré con mi favor y les cumpliré mi buena promesa de hacerlos regresar a este lugar.
Porque yo sé los planes que tengo acerca de ustedes, dice el SEÑOR, planes de bienestar y no de mal, para darles porvenir y esperanza.
Entonces me invocarán. Vendrán y orarán a mí, y yo los escucharé.
Me buscarán y me hallarán, porque me buscarán con todo su corazón.
Me dejaré hallar de ustedes, dice el SEÑOR, y los restauraré de su cautividad. Los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares a donde los he expulsado, dice el SEÑOR. Y los haré volver al lugar de donde hice que los llevaran cautivos”.
Ustedes han dicho: “El SEÑOR nos ha levantado profetas en Babilonia”.
Pero así ha dicho el SEÑOR acerca del rey que está sentado sobre el trono de David y de todo el pueblo que habita en esta ciudad, sus hermanos que no salieron en cautividad con ustedes;
así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: “He aquí, yo envío contra ellos la espada, el hambre y la peste. Procederé con ellos como con los higos podridos, que por ser tan malos no se pueden comer.
Los perseguiré con espada, con hambre y con peste. Haré que sean motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, y maldición, horror, rechifla y afrenta ante todas las naciones a las cuales los he expulsado,
dice el SEÑOR, porque no escucharon mis palabras que persistentemente les he enviado por medio de mis siervos los profetas. Y no han escuchado”, dice el SEÑOR.
Oigan, pues, la palabra del SEÑOR, ustedes todos los expatriados que eché de Jerusalén a Babilonia.
Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colías y de Sedequías hijo de Maasías, quienes les profetizan falsamente en mi nombre: “He aquí, yo los entrego en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y él los matará ante sus ojos.
De ellos se derivará esta maldición para todos los expatriados de Judá que están en Babilonia: ‘El SEÑOR te haga como a Sedequías y como a Acab, a quienes el rey de Babilonia los asó al fuego’.