Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 3:4-20 verso por verso
¿Acaso no me llamas ahora: ‘Padre mío’, o ‘Tú eres el amigo de mi juventud’?
‘¿Guardará enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará?’. He aquí que has hablado así, pero has hecho cuantas maldades podías”.
El SEÑOR me dijo en los días del rey Josías: “¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ella ha ido a todo monte alto; y bajo todo árbol frondoso, allí se ha prostituido.
Y dije: ‘Después que ella hizo todo esto, volverá a mí’. Pero no volvió; y lo vio su hermana, la desleal Judá.
Ella vio que precisamente porque la apóstata Israel había cometido adulterio, yo la había despedido y le había dado carta de divorcio. Pero su hermana, la desleal Judá, no tuvo temor; más bien, fue y se prostituyó ella también.
Y sucedió que a causa de que su prostitución le era liviana, se prostituyó con la piedra y con el árbol, y profanó la tierra.
Con todo esto, su hermana, la desleal Judá, no volvió a mí con todo su corazón, sino con falsedad”, dice el SEÑOR.
El SEÑOR me dijo además: “Más justa es el alma de la apóstata Israel que la de la desleal Judá.
Ve y proclama estas palabras hacia el norte. Dirás: ‘Vuelve, oh apóstata Israel, dice el SEÑOR. No haré caer mi ira sobre ustedes, porque soy misericordioso, dice el SEÑOR. No guardaré enojo para siempre.
Solo reconoce tu maldad, porque contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso y no has escuchado mi voz’, dice el SEÑOR.
“¡Vuélvanse, oh hijos rebeldes, porque yo soy su señor!, dice el SEÑOR. Los tomaré, uno por ciudad y dos por familia, y los traeré a Sion.
Les daré pastores según mi corazón, y ellos los pastorearán con conocimiento y discernimiento.
Y acontecerá, dice el SEÑOR, que cuando se multipliquen y sean fecundos en la tierra, en aquellos días, no dirán más: ‘¡El arca del pacto del SEÑOR!’. No vendrá a la mente ni se acordarán de ella ni la echarán de menos ni la volverán a hacer.
En aquel tiempo a Jerusalén la llamarán Trono del SEÑOR. Todas las naciones se congregarán en Jerusalén por causa del nombre del SEÑOR, y no andarán más según la dureza de su malvado corazón.
En aquellos tiempos la casa de Judá caminará con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a sus padres.
“Yo decía: ‘¿Cómo te he de poner entre los hijos y te he de dar la tierra deseable, la heredad más bella de las huestes de las naciones?’. Y yo mismo decía: ‘Me llamarás Padre Mío y no te apartarás de en pos de mí’.
Pero como la mujer que traiciona a su compañero, así me han traicionado, oh casa de Israel”, dice el SEÑOR.