Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 31:31-40 verso por verso
“He aquí vienen días, dice el SEÑOR, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
No será como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos invalidaron, a pesar de ser yo su señor, dice el SEÑOR.
Porque este será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el SEÑOR: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Ya nadie enseñará a su prójimo ni nadie a su hermano, diciendo: ‘Conoce al SEÑOR’. Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice el SEÑOR. Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado”.
Así ha dicho el SEÑOR, quien da el sol para luz del día, y la luna y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas — el SEÑOR de los Ejércitos es su nombre — :
“Si esas leyes faltaran delante de mí, dice el SEÑOR, entonces la descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí perpetuamente”.
Así ha dicho el SEÑOR: “Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice el SEÑOR.
“He aquí que vienen días, dice el SEÑOR, en que la ciudad será edificada para el SEÑOR desde la torre de Hananeel hasta la puerta de la Esquina.
El cordel de medir irá directamente hasta la colina de Gareb, y dará la vuelta hacia Goa.
Todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todas las terrazas hasta el arroyo de Quedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos, al este, estará consagrado al SEÑOR. Nunca más será arrancada ni destruida”.