Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 39:8-24 verso por verso
Después los caldeos incendiaron la casa del rey y las casas del pueblo, y demolieron los muros de Jerusalén.
Al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, además de los desertores que se habían pasado a él, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los hizo llevar cautivos a Babilonia, junto con el resto del pueblo que había quedado.
Sin embargo, Nabuzaradán, capitán de la guardia, hizo quedar en la tierra de Judá a la gente más pobre, que no tenía nada, y en ese día les dio viñas y campos.
Nabucodonosor, rey de Babilonia, había ordenado a Nabuzaradán, capitán de la guardia, acerca de Jeremías, diciendo:
“Tómalo y cuida de él. No le hagas nada malo; más bien, harás con él como él te diga”.
Entonces dio órdenes Nabuzaradán capitán de la guardia, junto con Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los altos oficiales del rey de Babilonia.
Y ordenaron traer a Jeremías del patio de la guardia. Luego lo entregaron a Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán, para que lo llevara a su casa. Y habitó en medio del pueblo.
La palabra del SEÑOR vino a Jeremías cuando estaba preso en el patio de la guardia. Y dijo:
“Ve y habla a Ebedmelec el etíope, y dile que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: ‘He aquí, yo cumplo mis palabras sobre esta ciudad para mal, y no para bien; y en aquel día sucederá en tu misma presencia.
Pero en aquel día yo te libraré, y no serás entregado en mano de aquellos de cuya presencia temes, dice el SEÑOR.
Ciertamente yo te libraré, y no caerás a espada, sino que tu vida te será por botín, porque tuviste confianza en mí’”, dice el SEÑOR.