Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 4:19-26 verso por verso
¡Ay, mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las paredes de mi corazón. Se conmociona mi corazón dentro de mí. No callaré, oh alma mía, porque lo que has oído es el sonido de la corneta, el pregón de guerra.
Quebranto sigue a quebranto, porque toda la tierra es devastada. ¡De repente son devastadas mis moradas; en un momento, mis tiendas!
¿Hasta cuándo habré de ver la bandera y tendré que oír el sonido de la corneta?
Porque mi pueblo es insensato; no me conocen. Son hijos ignorantes y carentes de entendimiento. Son expertos para hacer el mal, pero no saben hacer el bien.
Miré la tierra, y he aquí que estaba sin orden y vacía. Miré los cielos, y no había en ellos luz.
Miré las montañas, y he aquí que temblaban; todas las colinas se estremecían.
Miré, y he aquí que no había hombre, y todas las aves del cielo habían huido.
Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habían sido devastadas ante la presencia del SEÑOR, ante el ardor de su ira.