Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 4:24-29 verso por verso
Miré las montañas, y he aquí que temblaban; todas las colinas se estremecían.
Miré, y he aquí que no había hombre, y todas las aves del cielo habían huido.
Miré, y he aquí que la tierra fértil era un desierto. Todas sus ciudades habían sido devastadas ante la presencia del SEÑOR, ante el ardor de su ira.
Porque así ha dicho el SEÑOR: “Todo el país será desolado, aunque no lo consumiré del todo.
Por esto se enluta la tierra, y se oscurecen los cielos arriba; porque he hablado, lo he planeado y no cambiaré de parecer ni desistiré de ello”.
Todas las ciudades huyen del estruendo de los jinetes y de los arqueros. Se meten en la espesura de los bosques y suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas; nadie habita en ellas.