Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 43:2-11 verso por verso
Azarías hijo de Osaías, Johanán hijo de Carea y todos los hombres arrogantes dijeron a Jeremías: — ¡Dices mentiras! No te ha enviado el SEÑOR nuestro Dios, para decir: “No entren a Egipto para residir allí”;
sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros, para entregarnos en mano de los caldeos, a fin de que nos maten o que nos lleven cautivos a Babilonia.
Así que Johanán hijo de Carea, todos los oficiales de los soldados y todo el pueblo no obedecieron la voz del SEÑOR, para quedarse en la tierra de Judá.
Más bien, Johanán hijo de Carea y todos los oficiales de los soldados tomaron a todo el remanente de Judá (los que habían regresado, para residir en la tierra de Judá, de todas las naciones a donde habían sido echados),
a hombres, a mujeres, a niños, a las hijas del rey y a toda persona que Nabuzaradán, el capitán de la guardia, había dejado con Gedalías hijo de Ajicam, hijo de Safán, y también al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías.
Entraron en la tierra de Egipto, porque no obedecieron la voz del SEÑOR; y llegaron hasta Tafnes.
Entonces vino la palabra del SEÑOR a Jeremías, en Tafnes, diciendo:
“Toma en tus manos piedras grandes, escóndelas en la mezcla del pavimento de ladrillos a la entrada de la casa del faraón en Tafnes, a vista de los hombres judíos,
y diles que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: ‘He aquí que yo enviaré y tomaré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su trono sobre estas piedras que he escondido, y él extenderá su pabellón sobre ellas.
Vendrá y golpeará la tierra de Egipto: los que a muerte, a muerte; los que a cautividad, a cautividad; los que a espada, a espada.