Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 44:11-24 verso por verso
»Por tanto, así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: “He aquí que yo pongo mi rostro contra ustedes para mal y para destruir a todo Judá.
Tomaré al remanente de Judá que decidió ir a la tierra de Egipto para residir allí, y serán exterminados todos en la tierra de Egipto. Caerán por la espada y por el hambre; serán exterminados, desde el menor hasta el mayor. Por la espada y por el hambre morirán, y llegarán a ser objeto de imprecación, de horror, de maldición y de oprobio.
Yo, pues, castigaré a los que habitan en la tierra de Egipto, como castigué a Jerusalén: por la espada, por el hambre y por la peste.
Y del remanente de Judá que entró en la tierra de Egipto para residir allí, no habrá quien escape ni quien sobreviva para volver a la tierra de Judá, a la cual ellos suspiran por regresar, para habitar allí. Porque no regresarán sino los que escapen”.
Entonces todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban incienso a otros dioses, y todas las mujeres que estaban presentes y una gran concurrencia, todo el pueblo que habitaba en Patros en tierra de Egipto, respondieron a Jeremías diciendo:
— La palabra que nos has hablado en nombre del SEÑOR no te la escucharemos.
Más bien, pondremos por obra toda palabra que ha salido de nuestra boca, para quemar incienso a la Reina del Cielo y para derramarle libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros magistrados, tanto en las ciudades de Judá como en las calles de Jerusalén. Pues fuimos saciados de pan, nos fue bien y no vimos mal alguno.
Pero desde que dejamos de quemar incienso a la Reina del Cielo y de derramarle libaciones, nos falta de todo, y somos exterminados por la espada y por el hambre.
Y las mujeres dijeron: — Cuando nosotras quemábamos incienso a la Reina del Cielo y le derramábamos libaciones, ¿acaso era sin el conocimiento de nuestros maridos que le hacíamos tortas, reproduciendo su imagen, y le derramábamos libaciones?
Entonces Jeremías habló a todo el pueblo, a los hombres, a las mujeres y a todo el pueblo que le había respondido esto, diciendo:
— ¿No se habrá acordado el SEÑOR, o no habrá venido a su mente el incienso que quemaron en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, ustedes y sus padres, sus reyes, sus magistrados y el pueblo de la tierra?
El SEÑOR no pudo soportarlos más, a causa de la maldad de sus obras y a causa de las abominaciones que habían hecho. Por tanto, su tierra ha sido convertida en ruinas, en horror y en maldición, hasta no quedar habitantes, como en este día.
Porque quemaron incienso y pecaron contra el SEÑOR y no obedecieron la voz del SEÑOR ni anduvieron en su ley ni en sus estatutos ni en sus testimonios. Por eso ha venido sobre ustedes este mal, como en este día.
Jeremías dijo además a todo el pueblo y a las mujeres: — Oigan la palabra del SEÑOR, todos los de Judá que están en la tierra de Egipto.