Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 5:1-24 verso por verso
Recorran las calles de Jerusalén; miren, pues, y sepan. Busquen en sus plazas a ver si hallan un solo hombre, a ver si hay alguno que practique el derecho y que busque la fidelidad; y yo laa perdonaré.
Pero aunque dicen: “¡Vive el SEÑOR!”, ciertamente juran en falso.
Oh SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la fidelidad? Tú los azotaste, y no les dolió; los consumiste, pero rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus caras más que la piedra y rehusaron volver.
Entonces dije: “Ciertamente ellos son unos pobres; se han entontecido, porque no han conocido el camino del SEÑOR, el mandato de su Dios.
Me iré, pues, a los grandes y les hablaré, porque ellos sí conocen el camino del SEÑOR, el juicio de su Dios”. Pero ellos también quebraron el yugo y rompieron las coyundas.
Por eso los herirá el león del bosque, los destruirá el lobo de los sequedales, y el leopardo acechará sus ciudades. Cualquiera que salga de ellas será despedazado; porque sus rebeliones se han multiplicado, y se ha aumentado su apostasía.
“¿Por qué te he de perdonar por esto? Tus hijos me abandonaron y juraron por lo que no es Dios. Yo los sacié, pero ellos cometieron adulterio y frecuentaron casas de prostitutas.
Como caballos de cría excitados, cada cual relinchaba por la mujer de su prójimo.
¿No habré de castigar por esto?, dice el SEÑOR. ¿No tomará venganza mi alma de una nación como esta?
“Escalen las terrazas de sus vides y destruyan, pero no la consuman. Quiten sus ramas, porque no son para el SEÑOR.
Porque resueltamente me han traicionado la casa de Israel y la casa de Judá”, dice el SEÑOR.
Negaron al SEÑOR y dijeron: “Él no existe. No vendrá el mal sobre nosotros ni veremos espada ni hambre.
Los profetas serán convertidos en viento, puesto que la palabra no está en ellos. Así se ha de hacer con ellos”.
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios de los Ejércitos: “Porque dijiste estas palabras, he aquí que yo pongo mis palabras en tu boca como fuego. Este pueblo será la leña y el fuego los devorará.
He aquí, dice el SEÑOR, yo traigo sobre ustedes, oh casa de Israel, una nación distante, una nación robusta, una nación antigua, una nación cuya lengua ignoras; no entenderás lo que diga.
Su aljaba es como sepulcro abierto; todos ellos son valientes.
Comerá tu mies y tu pan; comerá a tus hijos y a tus hijas. Comerá tus ovejas y tus vacas; comerá tus viñas y tus higueras. A espada destruirá tus ciudades fortificadas en las cuales confías.
Sin embargo, dice el SEÑOR, no los consumiré del todo en aquellos días.
“Sucederá que cuando pregunten: ‘¿Por qué nos hizo el SEÑOR nuestro Dios todas estas cosas?’, entonces les responderás: ‘De la manera que me abandonaron y sirvieron a dioses extraños en su tierra, así servirán a extranjeros en tierra ajena’.
“Anuncien esto en la casa de Jacob y háganlo oír en Judá:
‘Oigan esto, pueblo insensato y sin entendimiento. Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen.
¿A mí no me temerán?, dice el SEÑOR. ¿No temblarán delante de mí, que puse la arena como límite del mar, por decreto eterno que no lo podrá traspasar? Se levantarán sus olas, pero no prevalecerán; rugirán, pero no lo pasarán’.
No obstante, este pueblo tiene corazón obstinado y rebelde; se han apartado y se han ido.
No dicen en su corazón: ‘Temamos, pues, al SEÑOR nuestro Dios, que da en su tiempo la lluvia temprana y la tardía, y nos guarda los tiempos establecidos para la siega’.