Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 7:1-16 verso por verso
La palabra del SEÑOR que vino a Jeremías, diciendo:
“Ponte de pie junto a la puerta de la casa del SEÑOR y proclama allí esta palabra. Di: Oigan la palabra del SEÑOR, todos los de Judá que entran por estas puertas para adorar al SEÑOR.
Así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, Dios de Israel: Corrijan sus caminos y sus obras, y los dejaré habitar en este lugar.
No confíen en palabras de mentira que dicen: ‘¡Templo del SEÑOR, templo del SEÑOR! ¡Este es el templo del SEÑOR!’.
Porque si realmente corrigen sus caminos y sus obras, si realmente practican lo justo entre el hombre y su prójimo,
si no oprimen al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar, y si no van tras otros dioses para su propio mal,
entonces los dejaré habitar en este lugar, en la tierra que desde siempre y para siempre di a sus padres.
“He aquí que ustedes están confiando en palabras de mentira que no aprovechan.
Después de robar, de matar, de cometer adulterio, de proferir falso testimonio, de ofrecer incienso a Baal y de ir tras otros dioses que no conocieron,
¿vendrán para estar delante de mí en este templo que es llamado por mi nombre y para decir: ‘Somos libres’ (para seguir haciendo todas estas abominaciones)?
¿Acaso este templo, que es llamado por mi nombre, es ante sus ojos una cueva de ladrones? He aquí que yo también lo he visto, dice el SEÑOR.
“Vayan, pues, a mi lugar que estuvo en Silo, donde al principio hice morar mi nombre, y vean lo que le hice a causa de la maldad de mi pueblo Israel.
Ahora pues, dice el SEÑOR, por cuanto han hecho todas estas obras — y a pesar de que les hablé persistentemente, no escucharon; y cuando los llamé, no respondieron — ,
por eso, como hice a Silo, haré a este templo que es llamado por mi nombre y en el cual confían, a este lugar que les di a ustedes y a sus padres.
Y los echaré de mi presencia como eché a todos sus hermanos, a toda la descendencia de Efraín.
“Tú, pues, no ores por este pueblo. No levantes por ellos clamor ni oración; no intercedas ante mí, porque no te escucharé.