Explicación, estudio y comentario bíblico de Jeremias 9:1-2 verso por verso
¡Quién me diera que mi cabeza fuera agua y mis ojos manantial de lágrimas, para que llorara día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo!
¡Quién me diera una posada de caminantes en medio del desierto, para abandonar a mi pueblo e irme de ellos! Porque todos ellos son unos adúlteros, una asamblea de traidores.