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Y el SEÑOR le preguntó a Satanás: — ¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
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Y Satanás respondió al SEÑOR diciendo: — ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
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¿Acaso no le has protegido a él, a su familia y a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y sus posesiones se han aumentado en la tierra.
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Pero extiende, por favor, tu mano y toca todo lo que tiene, ¡y verás si no te maldice en tu misma cara!
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Y el SEÑOR le respondió a Satanás: — He aquí, todo lo que él tiene está en tu poder. Solamente no extiendas tu mano contra él. Entonces Satanás salió de la presencia del SEÑOR.
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