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Las máximas de ustedes son proverbios de polvo, y sus defensas son defensas de barro.
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»Callen delante de mí, y yo hablaré me pase lo que me pase.
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¿Por qué he de arrancar mi carne con mis propios dientes? ¿O he de exponer mi vida en mi mano?
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He aquí, aunque él me mate en él he de esperar. Ciertamente defenderé ante su presencia mis caminos.
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Esto también me será salvación, porque un impío no iría a su presencia.
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