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Entonces intervino Elifaz el temanita y dijo:
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— ¿Ha de responder el sabio con vano conocimiento? ¿Ha de llenar su vientre de viento oriental?
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¿Ha de argüir con expresiones inútiles y con palabras sin provecho?
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Ciertamente tú disipas la devoción y menoscabas la meditación ante Dios.
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Porque tu iniquidad instruye a tu boca, y adoptas el lenguaje de los astutos.
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Tu boca te condena, no yo, y tus labios testifican contra ti.
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