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Llamo a mi siervo, y no responde; con mi propia boca le tengo que rogar.
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Mi aliento ha venido a ser repulsivo a mi mujer, y apesto aun ante mis propios hijos.
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Aun los niños me desprecian; si me levanto hablan contra mí.
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Todos mis amigos íntimos me abominan; aquellos a quienes amo se han vuelto contra mí.
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