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Entonces intervino Zofar el namatita y dijo:
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— Es que mis inquietantes pensamientos me hacen responder, y a causa de ello estoy dolorido.
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He oído una reprensión que me afrenta, y mi espíritu comprensivo me mueve a responder.
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»¿Acaso sabes esto, que desde la antigüedad, desde que fue puesto el hombre sobre la tierra,
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el júbilo de los malvados es breve y la alegría del impío solo dura un momento?
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Aunque su altivez suba hasta el cielo y su cabeza alcance a las nubes,
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como su propio excremento perecerá para siempre, y los que lo vean dirán: “¿Dónde está él?”.
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Como un sueño se esfumará y no será hallado; se disipará como una visión nocturna.
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El ojo que lo veía no lo verá más ni su lugar lo volverá a contemplar.
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