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Sus huesos, aún llenos de vigor juvenil, yacerán con él en el polvo.
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»Aunque el mal sea dulce en su boca y lo esconda debajo de su lengua,
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aunque lo guarde y no lo deje ir sino que lo retenga en su paladar,
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con todo su comida se descompondrá en sus entrañas; veneno de áspides habrá dentro de él.
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