-
Aunque su altivez suba hasta el cielo y su cabeza alcance a las nubes,
-
como su propio excremento perecerá para siempre, y los que lo vean dirán: “¿Dónde está él?”.
-
Como un sueño se esfumará y no será hallado; se disipará como una visión nocturna.
-
El ojo que lo veía no lo verá más ni su lugar lo volverá a contemplar.
-
Sus hijos pedirán favores a los pobres, y sus manos devolverán su riqueza.
-
Sus huesos, aún llenos de vigor juvenil, yacerán con él en el polvo.
-
»Aunque el mal sea dulce en su boca y lo esconda debajo de su lengua,
-
aunque lo guarde y no lo deje ir sino que lo retenga en su paladar,
-
con todo su comida se descompondrá en sus entrañas; veneno de áspides habrá dentro de él.
-
Devoró riquezas pero las vomitará; Dios las sacará de su vientre.
-
Chupará veneno de áspides; lo matará la lengua de la víbora.
-
No verá los arroyos, los ríos fluyendo miel y leche.
-
Devolverá el fruto de su labor sin haberlo tragado; no gozará de la utilidad de sus negocios.
-
Porque oprimió y desamparó a los pobres, y despojó casas que no había edificado.
-
»Porque no conoció sosiego en su interior, no se salvará ni con su más preciado tesoro.
-
Nada quedó que no comiese; por eso no durará su prosperidad.
-
En la plenitud de su opulencia tendrá estrechez; toda la fuerza de la miseria caerá sobre él.
-
Cuando se ponga a llenar su estómago Dios enviará sobre él el ardor de su ira; hará llover sobre él el fuego de su furor.
-
Huirá de las armas de hierro pero una flecha de bronce lo atravesará.
-
Saldrá una flecha por su espalda; y la punta resplandeciente, por su hiel. Los horrores vendrán sobre él.
-
»Todas las tinieblas le están reservadas, como si fueran su tesoro. Un fuego no atizado lo devorará, y serán quebrantados los que hayan quedado en su morada.
-
Los cielos revelarán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.
-
El producto de su casa será llevado por los torrentes en el día de su furor.