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y pones sobre el polvo el oro, el oro de Ofir, como si fuera piedras del arroyo,
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y si el Todopoderoso es tu oro y tu plata más escogida,
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entonces te deleitarás en el Todopoderoso y podrás alzar tu cara hacia Dios.
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Orarás a él, y él te escuchará; y podrás pagar tus votos.
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