-
Entonces respondió Job y dijo:
-
— Hoy también es amarga mi queja su mano se ha hecho pesada sobre mi gemido.
-
¡Oh, si yo pudiera saber dónde hallar a Dios! Entonces iría hasta su morada,
-
expondría delante de él mi causa y llenaría mi boca de argumentos.
-
Yo sabría las palabras que él me respondiera, y entendería lo que me dijera.
-
¿Contendería conmigo con la grandeza de su fuerza? No; más bien, él me prestaría atención.
-
Allí el justo podría argüir con él, y yo me libraría para siempre de mi Juez.
-
»Si voy al oriente él no está allí; y si voy al occidente no lo percibo.
-
Cuando él actúa en el norte no lo diviso; se vuelve al sur pero no lo veo.
-
Sin embargo, él conoce el camino en que ando; cuando él me haya probado saldré como oro.
Continúa después de la publicidad