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No se puede pagar por ella con oro de Ofir ni con ónice precioso ni con zafiro.
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Ni el oro ni el cristal son comparables a ella; no será dada a cambio de objetos de oro fino.
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El coral y el cristal de roca, ni mencionarlos; pues el valor de la sabiduría es mayor que el de las perlas.
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No será comparado con ella el topacio de Etiopía ni se puede pagar por ella con oro fino.
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»¿De dónde, pues, proviene la sabiduría? ¿Dónde está el lugar del entendimiento?
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Está encubierto a los ojos de todo ser viviente; les está oculto a todas las aves del cielo.
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El Abadón y la Muerte dicen: “Su fama hemos oído con nuestros oídos”.
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»Solo Dios entiende el camino de ella; él conoce su lugar.
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Porque él contempla los confines de la tierra y ve debajo de todos los cielos.
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Cuando él le dio peso al viento y determinó la medida de las aguas,
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cuando le dio estatuto a la lluvia y camino a relámpagos y truenos,
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entonces él la vio y la declaró; la estableció y también la escudriñó.
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Y dijo al hombre: “Ciertamente el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal es el entendimiento”.
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