-
Job continuó su discurso y dijo:
-
— ¡Quién me concediese ser como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba!
-
Entonces él hacía resplandecer su lámpara sobre mi cabeza, y a su luz yo caminaba en la oscuridad.
-
Así fue en los días de mi vigor. cuando la amistad íntima de Dios estaba sobre mi morada;
-
cuando el Todopoderoso aún estaba conmigo, y mis hijos estaban alrededor de mí;
-
cuando mis pasos se bañaban en leche, y la roca me vertía corrientes de aceite.
-
»Entonces yo iba al tribunal de la ciudad y alistaba mi asiento en la plaza.
-
Los jóvenes me veían y se hacían a un lado; los ancianos se levantaban y permanecían de pie.
-
Los magistrados detenían sus palabras y ponían la mano sobre su boca.
-
La voz de los nobles se apagaba y su lengua se pegaba a su paladar.
Continúa después de la publicidad