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— ¡Quién me concediese ser como en los meses pasados, como en los días cuando Dios me guardaba!
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Entonces él hacía resplandecer su lámpara sobre mi cabeza, y a su luz yo caminaba en la oscuridad.
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Así fue en los días de mi vigor. cuando la amistad íntima de Dios estaba sobre mi morada;
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