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Chillan entre los arbustos y se apiñan debajo de los espinos.
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¡Insensatos! ¡También gente sin nombre echados a golpes de la tierra!
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»Pero ahora he llegado a ser su canción; soy el tema de su habladuría.
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Me abominan y se alejan de mí; no se refrenan de escupir mi cara.
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