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¿Cuál sería entonces la porción que Dios me daría desde arriba, la heredad que da el Todopoderoso desde lo alto?
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¿Acaso no habrá desgracia para el maligno e infortunio para los que obran iniquidad?
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¿Acaso no ve él mis caminos y cuenta todos mis pasos?
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»Si he andado con la vanidad y mi pie se ha apresurado al engaño,
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entonces que Dios me pese en la balanza de justicia y conozca así mi integridad.
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Si mi paso se apartó del camino y mi corazón se fue en pos de mis ojos, o si alguna mancha se pegó a mis manos,
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entonces que otro coma lo que yo siembre, y sea desarraigado lo que plante.
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»Si mi corazón ha sido seducido con respecto a una mujer, y si he acechado a la puerta de mi prójimo,
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entonces que muela para otro mi mujer, y sean otros los que se inclinen sobre ella.
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Porque aquello sería una infamia y un delito digno de castigo.
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Sería un fuego que devoraría hasta la completa destrucción, y desarraigaría toda mi producción.
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»Si he menospreciado el derecho de mi siervo o de mi sierva cuando tuvieron litigio conmigo,
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¿qué haré cuando Dios se levante? ¿Qué le responderé cuando me pida cuentas?
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El que me hizo a mí en el vientre, ¿no lo hizo también a él? ¿No nos formó uno mismo en la matriz?
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»Si he estorbado los anhelos de los pobres y he hecho desfallecer los ojos de la viuda,
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si he comido mi bocado yo solo y no ha comido de él también el huérfano
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(aunque desde mi juventud yo lo crié como un padre, y desde mi nacimiento la guié),
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si he visto a alguien perecer por falta de vestido o que el necesitado carezca de abrigo,
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si no me bendijeron sus lomos ni se abrigó con el vellón de mis ovejas,
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si he alzado mi mano contra el huérfano cuando me vi apoyado en el tribunal,
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entonces desgájese del hombro mi brazo, y sepárese mi brazo de mi antebrazo.
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Porque he temido el castigo de Dios contra cuya majestad yo no podría actuar.
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»Si puse al oro como objeto de mi confianza, y al oro fino dije: “Tú eres mi seguridad”,
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si me he alegrado porque era grande mi riqueza o porque mi mano haya logrado tanto,
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si he mirado al sol cuando resplandece y a la luna desplazándose en su esplendor,
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si en secreto fue seducido mi corazón y mi boca les envió un beso con la mano,
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esto también habría sido un delito digno de castigo; porque habría negado al Dios de lo alto.