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Pensé que hablarían los días, y los muchos años darían a conocer sabiduría.
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No obstante, es el espíritu en el hombre, el soplo del Todopoderoso, que le hace entender.
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No son los mayores los sabios ni los viejos los que disciernen lo justo.
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Por eso digo: Escúchenme, yo también expresaré mi parecer.
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He aquí, he esperado las palabras de ustedes; he escuchado sus razones mientras rebuscaban qué decir.
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Yo les he prestado atención, pero he aquí que ninguno de ustedes ha logrado reprobar a Job o responder a sus dichos.
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No sea que digan: “Hemos hallado la sabiduría; Dios lo refutará, no el hombre”.
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