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El Espíritu de Dios me hizo; el aliento del Todopoderoso me da vida.
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Si acaso puedes, respóndeme. Alístate y preséntate ante mí.
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He aquí que yo estoy, como tú, ante Dios; yo también fui formado del barro.
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He aquí, mi terror no te ha de espantar ni mi mano pesará demasiado sobre ti.
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