-
»Por tanto, óiganme, hombres entendidos. ¡Lejos esté de Dios la impiedad, y del Todopoderoso la iniquidad!
-
Porque él retribuye al hombre de acuerdo con sus obras, y hace que cada uno halle lo que corresponde a sus caminos.
-
Realmente, Dios no hará injusticia; el Todopoderoso no pervertirá el derecho.
-
¿Quién le ha puesto a cargo de su tierra? ¿Quién le ha encomendado el mundo entero?
-
Si él se propusiera en su corazón y retirara su espíritu y su aliento,
-
toda carne perecería juntamente y el hombre volvería al polvo.
-
»Si has entendido, oye esto; escucha la voz de mis palabras:
-
¿Acaso gobernará el que aborrece el derecho? ¿Condenarás al Justo y Poderoso?
-
Él es el que dice al rey: “¡Perverso!”, o a los nobles: “¡Impíos!”.
-
Él no hace distinción de los príncipes ni favorece al rico ante el pobre, pues todos son obra de sus manos.
-
En un momento morirán, a medianoche. La gente será sacudida y pasará; los poderosos serán eliminados, y no por mano.
-
»Porque los ojos de Dios están sobre los caminos del hombre; él puede ver todos sus pasos.
-
No hay tinieblas ni oscuridad para que allí se puedan esconder los que hacen iniquidad.
-
Pues Dios no impone plazo al hombre para que vaya a juicio ante él.
-
Él quebranta a los fuertes sin consulta, y en lugar de ellos establece a otros.
-
Por cuanto conoce los hechos de ellos, en una noche los trastorna y son aplastados.
-
Por sus maldades los castiga en un lugar donde lo vean.
-
Porque dejaron de seguirle y no consideraron ninguno de sus caminos
-
haciendo que el clamor del pobre llegase ante él y que él oyera el clamor de los afligidos.
-
Si él calla, ¿quién le inculpará? Si esconde su rostro, ¿quién lo contemplará? Él está igualmente sobre pueblos e individuos,
-
para evitar que reine el hombre impío y que ponga trampas al pueblo.