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»Pero a ti, por estar lleno del juicio que merece el impío, el juicio y la justicia te echarán mano.
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Por lo cual teme, no sea que te tiente la abundancia ni el mucho soborno te desvíe.
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En la desgracia no te ayudará tu clamor ni todos tus esfuerzos.
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No anheles la noche, cuando los pueblos se desvanecen en su lugar.
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Cuídate de no volver a la iniquidad, porque eso escogiste más que la aflicción.
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