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»Pero a ti, por estar lleno del juicio que merece el impío, el juicio y la justicia te echarán mano.
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Por lo cual teme, no sea que te tiente la abundancia ni el mucho soborno te desvíe.
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En la desgracia no te ayudará tu clamor ni todos tus esfuerzos.
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No anheles la noche, cuando los pueblos se desvanecen en su lugar.
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Cuídate de no volver a la iniquidad, porque eso escogiste más que la aflicción.
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»He aquí que Dios es exaltado en su poder. ¿Quién hay que enseñe como él?
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¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Quién le dirá: “Has hecho maldad”?
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Acuérdate de engrandecer su obra la cual cantan los hombres.
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Todos los hombres la han visto; el ser humano la mira de lejos.
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He aquí que Dios es tan sublime que nosotros no le podemos conocer. Es inescrutable el número de sus años.
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ȃl atrae las gotas del agua y a la lluvia convierte en vapor
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