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»Y ahora, nadie puede mirar el sol que resplandece entre las nubes, cuando pasa el viento y las despeja.
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Del norte viene un dorado esplendor; alrededor de Dios hay una temible majestad.
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El Todopoderoso, a quien no podemos alcanzar, es sublime en poder y en justicia. Es grande en rectitud; no oprime.
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Por tanto, le temen los hombres. Él no mira a ninguno de los que se creen sabios.
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