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El SEÑOR continuó y dijo a Job:
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— ¿Desistirá el que contiende con el Todopoderoso? El que argumenta con Dios, que responda a esto.
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Entonces Job respondió al SEÑOR y dijo:
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— He aquí que yo soy insignificante. ¿Qué te he de responder? Pongo mi mano sobre mi boca.
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Una vez hablé y no volveré a responder; aun dos veces, pero no continuaré.
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Entonces el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino y dijo:
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— Cíñete, pues, los lomos como un hombre; yo te preguntaré, y tú me lo harás saber:
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¿Acaso invalidarás mi juicio? ¿Me condenarás a mí para justificarte tú?
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¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con una voz como la de él?
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Adórnate, pues, de majestad y alteza; vístete de gloria y esplendor.
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Difunde la indignación de tu furor; mira a todo soberbio y humíllalo.
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Mira a todo soberbio y somételo; pisotea a los impíos en su sitio.
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Entiérralos juntos en el polvo; encierra sus rostros en lugares ocultos.
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Entonces yo también reconoceré que tu mano derecha te dará la victoria.
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»He allí el Behemot, al cual yo hice junto contigo. Come hierba como el buey.
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He aquí que su fuerza está en sus lomos y su vigor en los músculos de su vientre.
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Pone su cola tensa como un cedro, y los nervios de sus muslos están entretejidos.
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Sus huesos son como tubos de bronce, y su osamenta como barras de hierro.