-
¿Acaso te colmará de ruegos? ¿Te hablará con palabras suaves?
-
¿Hará un trato contigo para que lo tomes por siervo perpetuo?
-
¿Jugarás con él como con un pájaro? ¿Lo atarás para tus niñas?
-
¿Negociarán por él los grupos de pescadores? ¿Se lo repartirán entre sí los mercaderes?
-
¿Podrás llenar de arpones su piel, o su cabeza con lanza de pescar?
-
Pon sobre él tu mano: Te acordarás de la batalla, ¡y nunca volverás a hacerlo!
-
He aquí que toda esperanza del hombre se frustra porque ante su solo aspecto uno cae hacia atrás.
-
Nadie hay tan osado que lo despierte. ¿Quién podrá presentarse delante de él?
-
¿Quién me ha dado primero para que yo le restituya? ¡Todo lo que hay debajo del cielo, mío es!
-
»No guardaré silencio acerca de sus miembros, ni de sus proezas, ni de su gallarda figura.
-
¿Quién podrá levantar la superficie de su vestidura? ¿Quién se acercará a él con su doble coraza?
-
¿Quién abrirá sus fauces? Hay terror alrededor de sus dientes.
-
Su espalda está recubierta de hileras de escamas herméticamente unidas entre sí.
-
La una se junta con la otra de modo que ni el aire puede pasar entre ellas.
-
Pegadas están unas con otras; están trabadas entre sí y no se podrán separar.
-
Sus estornudos lanzan destellos de luz; sus ojos son como los párpados del alba.