-
Pon sobre él tu mano: Te acordarás de la batalla, ¡y nunca volverás a hacerlo!
-
He aquí que toda esperanza del hombre se frustra porque ante su solo aspecto uno cae hacia atrás.
-
Nadie hay tan osado que lo despierte. ¿Quién podrá presentarse delante de él?
-
¿Quién me ha dado primero para que yo le restituya? ¡Todo lo que hay debajo del cielo, mío es!
-
»No guardaré silencio acerca de sus miembros, ni de sus proezas, ni de su gallarda figura.
-
¿Quién podrá levantar la superficie de su vestidura? ¿Quién se acercará a él con su doble coraza?
-
¿Quién abrirá sus fauces? Hay terror alrededor de sus dientes.
-
Su espalda está recubierta de hileras de escamas herméticamente unidas entre sí.
-
La una se junta con la otra de modo que ni el aire puede pasar entre ellas.
-
Pegadas están unas con otras; están trabadas entre sí y no se podrán separar.
-
Sus estornudos lanzan destellos de luz; sus ojos son como los párpados del alba.
Continúa después de la publicidad