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Sus hijos están lejos de toda salvación; en la puerta de la ciudad serán aplastados y no habrá quien los libre.
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Lo que ellos cosechen lo comerá el hambriento, y aun de las espinas lo tomará. Y los sedientos absorberán sus riquezas.
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Ciertamente la aflicción no sale del polvo ni el sufrimiento brota de la tierra.
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Pero el hombre nace para el sufrimiento, así como las chispas vuelan hacia arriba.
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