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Aun esto sería mi consuelo, y saltaría de gozo en medio de mi dolor sin tregua: el que no he negado las palabras del Santo.
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»¿Qué fuerza tengo para seguir esperando? ¿Qué meta tengo para alargar mi vida?
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¿Acaso mi fortaleza es como la fuerza de las piedras? ¿Acaso mi cuerpo es de bronce?
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Ciertamente no tengo ayuda en mí mismo, y los recursos han sido alejados de mí.
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»Un desesperado debe contar con la lealtad de su amigo aunque abandone el temor del Todopoderoso.
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