-
Ciertamente ahora pesarían más que la arena de los mares. Por eso mis palabras han sido precipitadas;
-
porque las flechas del Todopoderoso están en mí, y mi espíritu bebe su veneno. Me combaten los terrores de parte de Dios.
-
»¿Acaso rebuzna el asno montés junto a la hierba? ¿Acaso muge el buey junto a su forraje?
-
¿Se comerá lo insípido sin sal? ¿Habrá gusto en la savia de la malva?
-
Mi alma rehusaba tocarlos, pero ellos son mi repugnante comida.
-
¡Quién hiciera que se cumpliese mi petición, y que Dios me concediese mi anhelo;
Continúa después de la publicidad