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¿Soy íntegro? Ni yo mismo me conozco. ¡Desprecio mi vida!
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Da lo mismo, por lo cual digo: “Al íntegro y al impío, él los consume”.
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Si el azote mata de repente él se ríe de la desesperación de los inocentes.
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La tierra es entregada en manos de los impíos, y él cubre el rostro de sus jueces. Si no es él, entonces, ¿quién es?
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